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de HERNANDEZ,MIGUEL
de HERNANDEZ,MIGUEL
Si en todo escritor, y especialmente en los poetas, es difícil separar su obra de su vida, en el caso de Miguel Hernández se encuentran íntimamente unidas su biografía y su bibliografía ya que, como decía el poeta estadounidense Walter Whitman: Esto no es un libro, quien toca sus páginas toca a un hombre. Y, efectivamente a través de la lectura atenta de la producción literaria de Miguel Hernández podemos descubrir a la persona que está reflejando sus propios sentimientos y emociones en cada retazo de sus palabras. Cuando canta al niño yuntero está recordando sus experiencias como niño cabrero, cuando escribe sus poemas sobre la cárcel está viviendo personalmente lo que transmite a través de sus versos, cuando recita a sus compañeros del frente la Canción del esposo soldado está narrando sus propias vivencias, cuando compone en la cárcel las Nanas de la cebolla está reflejando sus propios sentimientos ante las carencias de su hijo.
Pero nadie como el propio Miguel Hernández puede definir su quehacer poético, tal como hace en el texto introductorio de su poema Fuerza del Manzanares publicado en el periódico alicantino Nuestra Bandera el 22 de agosto de 1937: La poesía es en mí una necesidad y escribo porque no encuentro remedio para no escribir. La sentí, como sentí mi condición de hombre, y como hombre la conllevo, procurando a cada paso dignificarme a través de sus martillerazos. Me he metido con toda ella dentro de esta tremenda España popular, de la que no sé si he salido nunca. En la guerra la esgrimo como un arma, y en la paz será un arma también aunque reposada. Vivo para exaltar los valores puros del pueblo, y a su lado estoy tan dispuesto a vivir como a morir.
Francisco Escudero Falante