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de PONS HOSPITAL,MÓNICA
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Tenis que saber que hubo una raz¢n para que reclam ramos lo quecre¡ais vuestro. No me corresponde a m¡ decirlo, pero creo que esv lida porque no la escogimos nosotros: estaba en el resplandor delagua que formaba el lago de los pinos, a medio d¡a de camino de aqu¡.Tambin en esos pinos pod¡as verla, aunque como los rboles no hablan, entiendo que fuera dif¡cil o¡rla. Las ardillas susurraban el rumor de esa raz¢n, pero solo cuando se posaban con demasiada fuerza en unarama, agitando las hojas. En cambio, las grullas, las t¢rtolas, losmirlos, los cuervos y los grajos la cantaban a cualquier hora del d¡a, mientras los b£hos la repet¡an por la noche. En ese momento estabasobligado a escucharla: era una canci¢n bonita. Si segu¡s leyendo meatrevo a prometer que sabris por qu no pod¡amos permitir que dejarade sonar.
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