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de VALENZUELA,LUIS FERNANDO
de VALENZUELA,LUIS FERNANDO
Cuando nos convertimos en padres, estamos siempre enseñando. O a veces aprendiendo de los hijos. Tengo un recuerdo de mis hijos, Andrés jugando nintendo, y Andrea trepando a la cama, hincándose cerca de mi cara, tomando fuerte mis mejillas y diciendo con mucha seriedad: "Te guarreglar", yo era joven y aún tenía cabello, ella llevaba sus pinturas y adornos y me dejaba como si fuera payaso de circo, para luego tomar de nuevo mis mejillas y reír a carcajadas. Se quedaban adormilados en mi hombro y debía despertarlos para llevarlos a que se cepillaran los dientes, Andrés lo hacía sin desenfado, mientras Andrea se negaba un poco. En alguna parte escuché: "Cuando hables con tu hijo, hinca una rodilla en el piso", los niños tienen su propia realidad, muchos "porqués" con los que aprenden, su forma más sencilla de aprender es con cuentos e historias. Esa es la intención de este cuento, que termina con un poema, para introducirlos con esa línea literaria.
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