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de DÍAZ, CARLOS
de DÍAZ, CARLOS
Arriba el Norte, abajo el Sur, y dentro de ese mapa tres modelos deciudad: Jerusal‚n, Atenas y Miami. Jerusal‚n, si no llega a ser laciudad de Dios, s¡ al menos es una ciudad teoc‚ntrica. Atenas es laciudad de Agamen¢n. Sin desear saber ya nada de lo divino, respecto de lo cual pretende constituirse en su ant¡tesis, se contenta con seruna ciudad ‚tica comunitaria. Miami deviene, finalmente, la ciudad deNarciso, ant¡tesis de lo comunitario y esplendor del individualismo.Jerusal‚n, luego Atenas, por £ltimo Miami, en esta sucesi¢n, laposterior trata de destruir a la anterior, no dejar piedra sobrepiedra. Un mismo ciudadano puede haber sido educado en Jerusal‚n,rectificado su discurso en la Atenas ilustrada y a su vez de nuevorectificado ese mismo discurso en la Miami posmoderna. Falta las¡ntesis en la historia: la ciudad de Jerusal‚n (tesis) ha sido negada por su ant¡tesis, la ciudad de Atenas, y esta a su vez est siendore-negada por su nueva ant¡tesis, la ciudad de Miami, fin de lahistoria, nueva Sodoma y Gomorra. As¡ las cosas, nuestra tarea consiste precisamente en evitar queNarciso «ponga sus sucias manos sobre Mozart». Nada menos pesimistaque esta reacci¢n, y, por el contrario, nada m s pesimista queconsiderar a Miami como un lugar habitable. Pero despu‚s hay querecuperar Atenas y Jerusal‚n viviendo con fecundidad Florencia einvitando a todos a rehacer el Renacimiento, la gran utop¡a de launi¢n entre las naciones.