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de RUEDA LATASA, IGNACIO
de RUEDA LATASA, IGNACIO
Dios es amor y fiesta, risa, piropo y amistad, es belleza, beso yserpentina, o, de lo contrario, ¿para qué lo queremos, o a quién puede interesar un ser siempre mayor con cara de vinagre?¿Qué impide que ese Dios se nos comunique, recite en alta voz susideas y sentimientos sin ambages, alabe o recrimine, elogie y,también, ore a los hombres, inferiores a él, claro, pero hijos suyosmuy queridos?He escuchado estos rezos -dice el autor de esta obra- de labios delPadre Bueno, que vive a la vuelta de la esquina y compra el periódicocon las primeras luces en el mismo kiosco donde yo lo merco. Me dicenque es un trasnochador empedernido, que casi ni duerme, que no se sabe de qué vive y que anda con unas gentes muy atípicas. Será. De todosmodos, si yo me he decidido a escribir estos rezos ha sido porqueacaso puedan llegar a hacer dibujar una sonrisa en quienes van por lavida a golpe de corazón, como canguros, con los ojos limpios, untrébol de dos hojas en la boca, alegres a pesar de los pesares y unracimo de corcheas ensartadas en un hilo de clarete.