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de MILNER, JEAN-CLAUDE
de MILNER, JEAN-CLAUDE
Jam s un fil¢sofo fue mi gu¡a. Roland Barthes resumi¢ as¡ uno de los rasgos capitales de su propia vida. Conclusi¢n obligada: elpensamiento de Barthes no fue filos¢fico.Sin embargo, jam s ces¢ de volverse hacia la filosof¡a, de la que tom¢ prestadas algunas formas de lengua: cierto uso del art¡culo definido, transposici¢n de los adjetivos en sustantivos, recurso a lasmay£sculas.En Barthes, la lengua lo compromete todo. Cuando autoriza a lafilosof¡a a dejar su impronta en la lengua, da un paso hacia ella.Mejor dicho, dentro de ella.Este paso filos¢fico lo llev¢ de Sartre a Plat¢n sin m s gu¡a que lmismo. Dentro de la Caverna, para salir de ella sin perder nada de las cualidades sensibles. Luego, para no salir, al haber cre¡do descubrir que pod¡a permanecer en su interior bajo cierta luz, a la vezdeslumbradora e ¡ntegramente end¢gena, se proclam¢ partidario delSigno en homenaje a Saussure, que fue para l portador de unarevelaci¢n. Fuera de la Caverna, finalmente, en la luz inm¢vil de lapesadumbre, bajo la mirada de la madre desaparecida, pero para volvera bajar de inmediato seg£n la ley, libremente consentida, de laPiedad.Exhibiendo los mil destellos de un cristal del pensamiento, RolandBarthes escribi¢ a la vez una novela de educaci¢n y una fenomenolog¡ade su propio esp¡ritu. P gina a p gina, texto por texto. He queridoreconstruir su trama y su itinerario. Jean-Claude Milner