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de ALFONSO MARTINEZ
de ALFONSO MARTINEZ
Candela vivía como siempre había pensado que serían los últimos añosde su vida. Le gustaba esa soledad, aunque en realidad nunca se sentía totalmente sola. Vivía con los recuerdos del amor de aquel hombre que la adoró hasta el fin de sus días salvando los obstáculos que ellamisma levantaba con sus propias contradicciones, sus dudas y miedos ainternarse por el desconocido camino de un amor sin hipocresías, sininhibiciones, apasionado hasta la locura y en el que el sexo surgíaimpulsado por las fuerzas más potentes y profundas de la naturalezahumana.La lectura de parte de las cartas que él le escribió durante aquellarelación, encontradas casualmente en el desván por su sobrina, reavivó los recuerdos de aquellos maravillosos años en los que todas lasmujeres que vivían en su interior (la tierna, la creativa, la tímida,la apasionada, la insegura, la desinhibida...) se manifestaron en uncaleidoscopio increíble, escenario que fue de las constantes batallasentre el quiero y no debo, entre el corazón y su razón, entre decidirsi volaba con las alas de una torpe gallinácea que apenas la iba aelevar del suelo o las del albatros capaces de llevarla a lo alto delos cielos.