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de ROYO, MANOLO
de ROYO, MANOLO
Dos no riñen si uno no quiere, así que como estaba solo llamé al amigo Manuel Medina, alto, enjuto, de mirada noble e inteligente, para queme echara una mano, como en tantas ocasiones en las que juntosescribíamos sketch para hacerlos en el teatro portátil Lido con el que recorríamos todas las ferias de España.El mecanismo siempre era el mismo, buscábamos un argumento, enocasiones incluso bajo el sofá. Cuando lo encontrábamos lo poníamos en orden, luego lo «gags-seabamos» y «amorcillábamos». De esta manerasimple y costumbrista llegamos hasta nuestra obra.En los ochenta nos llamaron la atención las primeras jubilacionesanticipadas, ya saben, personas que la empresa enviaba a casa para que se hiciera cargo de ellas el Estado.Alguno de esos «jubilados» se buscaron la vida de una u otra forma yen esta obra veremos una muy accidentada y divertida.¿Se imaginan ser el autor de la mejor canción de tu cantantefavorito?Eso nos llevó a hacer esta obra para D. Paco Martínez Soria. Y aquí está.