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de RUBIO, JUAN CARLOS
de RUBIO, JUAN CARLOS
«Esto no es un breviario. No lo es, en el sentido litúrgico deltérmino, por cuanto no son lecturas de obligado cumplimiento. Aquícada uno puede leer lo que quiera y cuando quiera. Más aún: puedeleerlo, incluso, como quiera. En el orden que quiera. Interpretándoloa su modo. En libertad.Tiempo habrá de estudiar en profundidad la obra del autor, joventodavía y dueño ya de un «corpus» considerable. Pero en una primera y breve, forzosamente breve aproximación, diría que lo que lecaracteriza es la limpieza en el planteamiento y la claridad en losobjetivos. Eso unido a una enorme facilidad para el diálogo: directo,ágil, rápido, conciso. Réplica y contrarréplica se suceden, a veces, a velocidad de vértigo. Lo cual no es ajeno a su condición de directory a su pasado de actor. Director y actor saben del valor de la palabra dicha en voz alta, de la musicalidad de la frase, del ritmo de laescena, de la calidad de un silencio y de cómo, a veces, un monosílabo puede decir más que dos frases mal trabadas. Y todo ello al serviciode historias meticulosamente elegidas. Juan Carlos Rubio no se limitaa contemplar la realidad (que no es poco) sino que la sube alescenario con su pellizco particular. Un pellizco que duele y hacecosquillas al tiempo. Porque es el pellizco del absurdo y es elpellizco del cariño. Y de ese retorcer y acariciar surge el humor, laternura, la carcajada y hasta el nudo en la garganta.José María PouActor y Director