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de DARIO, RUBEN
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de DARIO, RUBEN
En los £ltimos a¤os de su vida, Rubn Dar¡o redact¢ su autobiograf¡a,que apareci¢ publicada en la revista Caras y caretas bajo el t¡tulo de La vida de Rubn Dar¡o escrita por l mismo, y la obra Historia demis libros, un texto clave para el conocimiento de su evoluci¢nliteraria. Ambas obras, que se presentan ahora reunidas en el mismovolumen, permiten un conocimiento m s profundo del gran poeta delModernismo.fragmento: Mi primer recuerdo &mdash,debo haber sido a la saz¢n muy ni¤o, pues se me cargaba a horcajadas, en los cadriles, como se usa por aquellastierras&mdash, es el de un pa¡s monta¤oso: un villorrio llamado SanMarcos de Col¢n, en tierras de Honduras, por la frontera nicaragense, una se¤ora delgada, de vivos y brillantes ojos negros&mdash,¿negros?... no lo puedo afirmar seguramente..., mas as¡ lo veoahora en mi vago y como enso¤ado recuerdo&mdash,, blanca, de tupidoscabellos obscuros, alerta, risue¤a, bella. Esa era mi madre. Laacompa¤aba una criada india, y le enviaba de su quinta legumbres yfrutas, un viejo compadre gordo, que era nombrado «el compadreGuilln». La casa era primitiva, pobre, sin ladrillos, en pleno campo. Un d¡a yo me perd¡. Se me busc¢ por todas partes, hasta el compadreGuilln mont¢ en su mula. Se me encontr¢, por fin, lejos de la casa,tras unos matorrales, debajo de las ubres de una vaca, entre muchoganado que mascaba el jugo del yogol, fruto mucilaginoso y pegajosoque da una palmera y del cual se saca aceite en molinos de piedra como los de Espa¤a. Dan a las vacas el fruto, cuyo hueso dejan limpio yseco, y as¡ producen leche que se distingue por su exquisito sabor. Se me sac¢ de mi buc¢lico refugio, se me dio unas cuantas nalgadas yaqu¡ mi recuerdo de esa edad desaparece, como una vista decinemat¢grafo.
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