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de SERGIO RODRÍGUEZ
de SERGIO RODRÍGUEZ
No es por rabia que unto en bencina la situación de mi rostro, no son estas lágrimas las que apagarán mi cuerpo No es por rabia que me incendio ni por orgullo que ilumino lo claro del día, lo trémulo del viento que aviva este chamuscar. Nadie debe creer que soy la ceniza que dejé, sino este segundo de luz.