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de NATHALIA RODRÍGUEZ SUÁREZ
de NATHALIA RODRÍGUEZ SUÁREZ
¿No tener una voluntad anticipada equivale a dar un permiso para no morir? Cuando se habla de VA parece tenerse, grosso modo, dos tipos de «pacientes»: el que vive un proceso de enfermedad —paciente en acto— y el que aún no está enfermo —paciente en potencia—; y, dependiendo del grupo en el que se esté, la anticipación del final de la vida presenta dificultades que son de necesario reconocimiento. Todo esto va de la mano de un tema protagónico en el encuentro clínico hoy: la capacidad. En este libro intento señalar la precaución que debe acompañar el proceso que termina con la firma de un documento de voluntad anticipada, y que la capacidad de la que tanto se habla en el encuentro clínico no es un punto de partida en el proceso de toma de decisiones, sino un punto de llegada que implica un rol activo y pedagógico por parte del clínico.