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de MARÍA LUZ DE PRADO HERRERA
de MARÍA LUZ DE PRADO HERRERA
Toda guerra total, y la Guerra Civil española lo fue, exige a los contendientes poner en marcha una economía de guerra capaz de movilizar todas las fuerzas productivas para obtener recursos con los que financiarse. El escenario de la guerra total abarca todo el territorio de los bandos contendientes, y no sólo es el ejército el protagonista de la acción, sino que la retaguardia se ve implicada en la resolución del conflicto. La contribución popular se convierte pues, en una extraordinaria fuente de financiación interior. Nuestra investigación hace hincapié no sólo en la panoplia de medidas extraordinarias que los insurgentes pusieron en marcha para extraer fondos de la población, canalizados a través de las diferentes suscripciones y figuras impositivas, sino en el análisis de uno de los primeros contextos donde se aplicaron, así como del complejo entramado social de apoyos que los insurgentes tejieron a lo largo de la guerra. Salamanca, convertida en un importante centro de poder de la retaguardia nacional, servirá de laboratorio experimental donde se ensayen los mecanismos de extracción económica que paulatinamente se irán poniendo en marcha en otras capitales. La investigación contribuye, pues, a establecer, no solo una estimación cuantitativa de la contribución salmantina a la financiación total de la guerra, sino al análisis cualitativo del sistema tributario franquista.
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