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de WELCH,SUZY
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Gwen era representante de ventas. Era muy buen en su trabajo y tenía un futuro prometedor. Sin embargo, una noche, al llegar a casa, la canguro le puso en los brazos a su hijo de 15 meses, pero el bebé no la reconoció y se echo a llorar. Abrumada por la sensación de culpa, Gwen renunció a su trabajo para dedicarse a sus hijos. Pero al cabo de unos meses, Gwen empezó a sentirse insatisfecha y a echar de menos su trabajo. Las dudas la inquietaban: ¿Había tomado la mejor decisión al quedarse en casa? Gwen buscó el momento de calma, se sirvió una taza de café y se planteo su propio 10-10-10. La conclusión fue contundente: Gwen había tomado la decisión con la cual podía, y quería, vivir.