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de MALAGÓN HERNANDEZ,ARANZAZU
de MALAGÓN HERNANDEZ,ARANZAZU
El libro de Poesía Asfáltica es un símbolo. Es el cuerpo de una mujer invisible que vaga por la ciudad de Madrid. Es un viaje imaginario por el asfalto que une la memoria a la inconsciencia. Un viaje delimitado por fronteras que, a su vez, forman otros viajes concéntricos alrededor de un ombligo habilitado para escuchar. Sin testigos. Porque tú, al estar ahí, ya formas parte también de ese viaje.
Versos eclécticos apuntando a varias direcciones, arrojados desde el anonimato con un lenguaje compulsivo. Monólogos de un asfalto umbilical, como hilos que abren el vientre sobre el viento de una ciudad. Una acumulación de laberintos, alfileres y coartadas de una ojera crónica en el sudor. Una forma de fabricar la poesía desde la percepción, y viceversa.
Asfáltica. O la cronología de pasos sin tiempo que van enlazando paradas en el espacio de la imaginación. Palabras que han ido sufriendo revoluciones a lo largo de los años desde los ojos de una mujer efímera y transversal en el territorio de la emoción.
Asfáltica tiene mirada de mujer, pero también es una raíz, un residuo, un prisma, un sensor, un edificio, una sombra, un tablero sobre el que echar a rodar vísceras y exilios. Es un todo pequeño y dividido en grandes nadas, porque la realidad no sirve si no está hecha de los paisajes que magnificamos a la hora de mirar.
Asfáltica nació con monólogos para ser, para estar, para desanclar, para darle más sinónimos a la náusea y respuestas a la sensación. Ahora suelta sus zapatos con la lírica de quien no tiene nada que perder. Asfáltica quiere llevarte a ella sin que lo sepas. Y luego verte marchar.