¿Necesitas ayuda? Llámanos al 967 225 863
de FLAUBERT,GUSTAVE
de FLAUBERT,GUSTAVE
Las negligencias o
desdenes o libertades del último Flaubert han desconcertado a los críticos,
yo creo ver en ellas unsímbolo. El hombre que con Madame Bovary forjó la
novelarealista fue también el primero en romperla. Chesterton, apenasayer,
escribía: 'La novela bien puede morir con nosotros'.El instinto de Flaubert
presintió esa muerte, que ya estáaconteciendo ¿no es el Ulises, con sus
planos y horarios yprecisiones, la espléndida agonía de un género?, y en el
quinto capítulo de la obra condenó las novelas 'estadísticas oetnográficas'
de Balzac y, por extensión, las de Zola. Poreso, el tiempo de Bouvard et
Pécuchet se inclina a laeternidad, por eso, los protagonistas no mueren y
seguiráncopiando, cerca de Caen, su anacrónico Sottisier, tan ignorantes de
1914 como de 1870: por eso, la obra mira, hacia atrás, a lasparábolas de
Voltaire y de Swift y de los orientales y,hacia adelante, a las de Kafka.
Hay, tal vez, otra clave.Para escarnecer los anhelos de la humanidad, Swift
losatribuyó a pigmeos o a simios, Flaubert, a dos sujetos grotescos.
Evidentemente, si la historia universal es la historia deBouvard y de
Pécuchet, todo lo que la integra es ridículo ydeleznable.
Jorge Luis Borges