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de MARTIN,E
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de MARTIN,E
El tiempo es una dimensión esencial de las relaciones de poder. Laposibilidad de organizar y de decidir sobre nuestros tiempos dependede la posibilidad de obligar a supeditar los tiempos ajenos a losnuestros. De ahí que el tiempo sea objeto de continuos conflictos.Estos se han agudizado en las últimas décadas por las transformaciones experimentadas en dos ámbitos claves del orden social.En primer lugar, en el ámbito laboral. La desregulación laboral, elconsiguiente incremento del poder empresarial frente a la claseasalariada y la intensificación de la competencia han llevado a lasempresas a reducir los costes laborales eliminando trabajo en losperíodos de menor intensidad productiva. Este proceso se ha vistoacentuado por el crecimiento del sector servicios, en el que secompite por la clientela ofreciendo horarios más amplios y mayorceleridad en la atención al cliente. En estas condiciones se hanmultiplicado las jornadas atípicas, los contratos precarios y a tiempo parcial, los horarios fragmentados, las horas extraordinarias, laflexibilización de la jornada: la exigencia a los asalariados desupeditar sus tiempos a las necesidades empresariales. En segundo lugar, en las relaciones de género. Las mujeres abandonancada vez menos el trabajo asalariado al emparejarse y tener hijos para dedicarse en exclusiva al trabajo reproductivo. Pero este es pocoasumido por los varones, generándose las problemáticas de la doblejornada femenina y de la conciliación entre la vida familiar y lalaboral.La conjunción de ambas transformaciones acentúa la tensión entre lastemporalidades laborales y las de las otras actividades sociales,multiplicando los conflictos en los ámbitos laboral y familiar entorno al tiempo.
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