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de AA.VV
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Si alguien nos pidiera mirar por un breve espacio de tiempo la pintura de El Bosco, y descubrir a continuación lo que hubiésemos visto, nuestras palabras estarían muy próximas a las que pronunció Antonio de Beatis al contemplar El Jardín de las Delicias en 1517, pocos años después de haberse pintado: 'Se trata de algunas tablas de diversa extravagancia, donde se transfiguran mares, aires, bosques, campos y muchas otras cosas amenas y fantásticas que a quienes no tienen conocimiento de ellas difícilmente se las podríamos describir