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de AL-NAFZAWI, UMAR B. MUHAMMAD
de AL-NAFZAWI, UMAR B. MUHAMMAD
A la vista de la lacra de pudibundez y represión que ha venido azotando el mundo árabe en los últimos tiempos, cabe preguntarse qué ha ocurrido, desde el siglo XIX hasta hoy, para que la sexualidad, la "buena" y la "mala", se haya convertido en algo sobre lo que hay que ser "compulsivamente" recatado. No se trata de idealizar los tiempos pretéritos, ni de suponer en la cultura tradicional islámica una liberalidad extrema en materia sexual, sino de resaltar la evidente disparidad de enfoques entre una época y otra. En nuestros días, el rigor de castidad está al acecho hasta de las palabras y los modos de expresión. De ahí que premisas clásicas, asentadas por los mismos textos religiosos tradicionales, como el "no haya vergüenza en la religión", una especie de acotación del clásico latino "verbis apertissimis" (a las cosas, por su nombre), hayan quedado sometidas a la dictadura de la omisión. Por ello, los escritos al uso en el mundo islámico sobre el tema sexual rezuman una pulsión inquisitorial y, en ocasiones, autocensudaras. En contraste, desde los primeros tiempos del islam, la deliberación sobre las prácticas sexuales y el placer del coito, incluida la enumeración detallada de posturas y afrodisíacos -como ocurre en nuestro Jardín perfumado-, era algo habitual en textos literarios y en la jurisprudencia islámica.