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de GIUSSANI, LUIGI
de GIUSSANI, LUIGI
El mayor obstáculo para el camino del hombre es el «descuido» del yo.En lo contrario de este «descuido», es decir, en el interés por elpropio yo, consiste el primer paso para caminar de un modoverdaderamente humano. Los factores que componen el «sujeto» humano no se captan en abstracto, no son algo «preconcebido», sino que se ponen de manifiesto cuando el yo entra en acción, cuando el sujeto estácomprometido con la realidad. Mi sujeto está en el centro, en la raízde todos mis actos. La acción es la dinámica mediante la que yo entroen relación con cualquier persona o cosa. Si descuido mi yo, esimposible que sean mías las relaciones con la vida, que la vida mismasea mía. Para poder decir «mío» con seriedad hay que percibirlímpidamente lo que constituye nuestro propio yo. No hay nada tanfascinante como el descubrimiento de las dimensiones reales que tienenuestro yo, nada está tan repleto de sorpresas como el descubrimientodel rostro humano. Y nada hay tan conmovedor como el que Dios se hayahecho hombre, para prestarnos la ayuda definitiva, para acompañarnoscon discreción, ternura y poder en el camino fatigoso de cada uno para buscar su propio rostro de hombre.