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de PEREZA,PEPE
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Su cuerpo acusaba la abstinencia con calambres y espasmos, afortunadamente para ella su cliente interpretó que los temblores obedecían a su rotunda virilidad.
Sus emociones eran una amalgama que iba de la decepción más absoluta a la tristeza más dolorosa, pasando por el disgusto, la ignominia y el enfado. Que a cada segundo que pasaba era más y más evidente. Qué padre que se preciase de serlo no estaría cabreado al descubrir que su hija era una fulana.
Al otro lado de la carretera había una veintena de prostitutas que aguardaban la llegada de clientes. Su hermana formaba parte del grupo. Su misión consistía en velar por su seguridad e impedir que ningún cliente se fuera sin pagar. No es que le gustase hacer de chulo de su propia hermana pero a falta de otro trabajo tenía que conformarse con eso.
La Madame le había pedido que se vistiese de sport y que no se maquillase. Por otro lado, la falta de maquillaje y de un vestido provocativo donde escudarse la hacían sentirse más expuesta. Algo así como un súper héroe sin disfraz.