LOS GRAPO. UN ESTUDIO CRIMINOLÓGICO. (Libro en papel)

UN ESTUDIO CRIMINOLÓGICO

de ROLDÁN BARBERO, HORACIO

Sinopsis

I. LOS ORÍGENES El 8 de junio de 1975 se creó el Partido Comunista de España Reconstituido [PCE (r)]. La reunión constitutiva tuvo lugar en un caserón de la pequeña aldea cántabra de La Cavada, propiedad de la familia de una militante. Con este acto, la Organización de Marxistas Leninistas de España (OMLE), que había sido fundada en Bruselas en 1968 por un grupo de exiliados españoles, tomó la forma de partido político. Dentro del partido se crearon cuatro secciones o comisiones. Una de ellas, la denominada técnica, fue el germen de los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre), movimiento que debe su nombre a la fecha en la que cometió los atentados mortales contra cuatro policías -el 1 de octubre de 1975-, los primeros de los realizados con tales siglas, aunque no los primeros llevados a cabo por la organización. Ese día, el régimen de Franco había preparado, en la Plaza de Oriente de Madrid, una gran concentración de desagravio tras las protestas internacionales por el ajusticiamiento, el 27 de septiembre, de cinco activistas de la izquierda radical (tres del FRAP y dos de ETA) condenados por asesinato. La irrupción de los GRAPO pretendió aguar la ceremonia de adhesión al régimen. Aunque los GRAPO surgieron del seno del PCE (r) y, por tanto, la ideología de éste informa en gran medida a aquéllos, entre ambos existen también diferencias. Estas diferencias se derivan del carácter político del partido y militar de los comandos. La teoría de estas organizaciones viene, sobre todo, producida por el PCE (r), mientras que la práctica es, fundamentalmente, patrimonio de los GRAPO. Pero, aparte de esto, el PCE (r) profesa una ideología comunista ortodoxa, en tanto que los GRAPO están abiertos a todo movimiento anticapitalista (con inclusión del anarquismo), no limitándose al comunismo ortodoxo. Por consiguiente, es posible militar en el partido sin pertenecer al grupo armado y viceversa, ser miembro de éste sin formar parte de aquél. Pese a estas diferencias, la opción libertaria nunca ha producido muchos réditos entre los GRAPO. Cuando el grupo armado ha optado en momentos concretos por una cierta heterodoxia en la acción, el partido no ha dudado en utilizar su poder de reconvención. El PCE (r) ha sido el único partido de los muchos existentes a la izquierda del Partido Comunista de España (PCE) durante los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición que no ha sido legalizado por el Estado. Sería más correcto decir: que nunca ha pedido su reconocimiento por el Estado. La legalización del Partido Comunista de España (PCE) por el Gobierno de Suárez, en la primavera de 1977, alentó a otros partidos comunistas situados a su izquierda a pedir su reconocimiento oficial. Entre las primeras elecciones democráticas de 1977 y las segundas de 1979 fueron reconocidos los cuatro partidos principales de este sector ideológico: el Partido del Trabajo de España (PTE), la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), el Movimiento Comunista (MC) y la Liga Comunista Revolucionaria (LCR). En 1981, el Partido Comunista de España Marxista-Leninista [PCE (m-l)] completó la lista de los partidos más significativos de la izquierda radical en encontrar aceptación oficial. Todos estos partidos, incluso en sus siglas, admitían la revolución, la violencia, por tanto, como medio de conquista del poder y de transformación de las relaciones de dominación. Pero a ninguno de ellos, salvo al último de los partidos citados, el Estado le atribuyó vinculación con un grupo armado. Relacionado con el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), grupo armado que había cometido su primer atentado mortal el 1 de mayo de 1973, un PCE (m-l) prácticamente ya extinto hubo de propiciar la plena disolución de su apéndice militar como paso previo a su legalización. La oportunidad histórica de estos partidos de la izquierda radical estuvo en las elecciones de 1979. En lugar de acudir juntas las cuatro organizaciones principales (PTE, ORT, MC y LCR), se mantuvieron herméticas en sus concepciones partidistas. Esto hizo que los 500.000 votos que obtuvieron entre todas ellas se dispersaran por cada una de las opciones electorales (Roca, 1994: 29; Laiz, 1995: 13-14). Cuando quisieron iniciar un proceso de fusión (el PTE con la ORT y el MC con la LCR), ya fue tarde para aspirar a una representación parlamentaria. Con el paso de los años, muchos de sus militantes se integraron en otros partidos de la izquierda oficial, se alistaron a determinados movimientos sociales o, simplemente, abandonaron la vida pública en sus distintas facetas (Laiz, 1995: 312). Bien distinta ha sido la evolución del PCE (r) y de los GRAPO, los cuales se mostraron irreconciliables con el nuevo sistema democrático, apostando -en el plano teórico, el primero, y en el práctico, los segundos- por la lucha armada. Si tomamos el año de fundación de la OMLE, en 1968, han transcurrido ya 40 años de oposición radical al Estado. Pese a su pequeño tamaño y su progresiva menor actividad a lo largo de los años, muy pronto quedó como la única organización comunista de las surgidas en ese período en compatibilizar una línea política [PCE (r)] con una línea armada [los GRAPO].