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de ANDREAS NEESER
de ANDREAS NEESER
Adentrarse en los poemas de Andreas Neeser es pasar directamente altaller de un artesano, un taller al aire libre. Junto con lasim genes, las formas y los sonidos que vemos y o¡mos, respiramos elpolvo del material esculpido, el olor de la pintura usada para untrazo, nos manchamos los dedos con el grafito partido durante laescritura. La bella singularidad de estos poemas reside en la maneraen que todo ese proceso osm¢tico involucra al lector en una suerte decomuni¢n f¡sica, de segunda ¢smosis. Uno se ve de pronto respirandocon la cadencia y la voz de Andreas Neeser, lo mismo en una callejuela de Lisboa, frente a la grisura de un lago suizo en invierno o ante el aire salitroso de la Breta¤a francesa.