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de VARIOS AUTORES
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En todo tiempo y lugar, los poderosos han creado y utilizadoinstrumentos de publicidad para hacer sentir al conjunto de lasociedad su presencia y autoridad y transmitir a aqulla men¬sajes deadoctrinamiento que acabaran suscitando adhesio¬nes y seguimiento. Los monasterios de la edad rom nica tam¬bin cumplieron escrupulosamentecon esa pauta hist¢rica. Lo hicieron poniendo al servicio de susobjetivos de se¤orear cuerpos y almas variados instrumentos. Entreaquellos figuraron dos conjuntos significativos. De un lado, el que se relacionaba con su pretensi¢n de control de la santidad:popularizaci¢n de determinados santos a travs de la hagiograf¡a,conservaci¢n o invenci¢n de sus reliquias, exhibici¢n de las mismas oselecci¢n de temas para las composiciones escult¢ricas de portadas ycapiteles. Y, de otro lado, el que se refer¡a a muestras ante lasociedad las bases, autnticas o falsas, de su prestigio y dominio:empaque de los edificios del complejo mon stico, ep¡grafes laudatorios de sus actividades, falsificaci¢n de documentos para acreditarpresuntos privilegios o construcci¢n de una memoria hist¢rica a travs de la elaboraci¢n muy meditada de cartularios. Merced al desplieguede esos instrumentos, los monjes trataban de cautivar la voluntad dese¤ores y campesinos con el prop¢sito de convertirlos en bienhechoresde sus respectivos monasterios.
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