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de PEDREGOSA,ALEJANDRO
de PEDREGOSA,ALEJANDRO
La luz. Aquella luz de infancia, cegadora, de las fachadas blancas, encaladas. La luz de aquellos juegos en calles sin asfaltar, sedientas. La luz de la memoria, del corazón, la lluvia Hay una luz de pájaros cantores, la hay de árboles también, de aparecidos, y hay una luz de mañanas al sol y primavera. De la luz, descrita con ese fino hilván de la palabra, habla este libro. De esa luz y de tantas otras luces vestidas de palabras escogidas con el maternal mimo con que se elige la fruta en el mercado. Hay versos de Alejandro Pedregosa que son como un fulgor, una presencia, una maleta llena de prodigios. Hablan de la liturgia del abrazo, de una tetera blanca, de hojalata, del sol siempre piadoso de diciembre, hablan de poesía y del otoño; una manera de contemplar el mundo que nos convence de su milagro audaz. Mientras, la luz ocupa los resquicios, y al tiempo el mar -él lo escribe mejor- sobrevuela, ya para siempre, siempre, las recordadas tardes de septiembre.
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