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de CARRERA,VALENTIN
de CARRERA,VALENTIN
Para acumular la deuda de 3.674 millones de euros en diez años, similar al pelotazo de Banesto, Pescanova tuvo que endeudarse a un ritmo de 367 millones por año, un millón de euros al día durante 3.674 días, incluidos sábados, domingos y fiestas de guardar. Un millón diario en las alcantarillas financieras: 42.000 a la hora, 700 al minuto, 12 por segundo, y todo con un 80% de facturas falsas.
Como Cleopatra con su hermano, el Consejo de Administración de Pescanova practicaba el incesto financiero.
La expansión de Pescanova se basó en la explotación colonial de los recursos pesqueros de países del Tercer Mundo, en complicidad con las dictaduras de Sudáfrica, Namibia, Angola o Mozambique.
Una estafa piramidal continuada de la que son victimas la inmensa mayoría de trabajadores honrados de Pescanova, los accionistas e inversores atrapados, el sector pesquero y alimenticio, Galicia y la marca España.
Manuel Fernández de Sousa creo cuatro redes de empresas instrumentales, sin actividad económica, solo para defraudar impuestos, simular beneficios inexistentes y desviar dinero a paraísos fiscales en Madeira, Panamá, Islas del Canal, Uruguay, Malta e Islas Vírgenes.
El Caso Pescanova interpela a la Banca y a sus comités de riesgo, a la CNMV ciega muda y sorda, y a toda la élite de analistas y auditores que acumulan en su haber gloriosos patinazos en esta crisis financiera, desde las Cajas de Ahorro y las preferentes al caso Díaz Ferrán, Bankia y tantos otros agujeros negros del sistema.