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de RUIZ RIVAS,INMACULADA
de RUIZ RIVAS,INMACULADA
1945
Sus todavía delicados pies deambulaban
sin descanso entrelos
firmes y sufridos atochales de
aquella tierra seca ypolvorienta.
Pies que olían a tomillo y que
solo eran la partevisible de su
anhelo.
Caminar y caminar por aquellos
innumerables cerros casi yermos fue su
ritual para evocar su arrebatadoamor ancestral.
Memoria y deseo en suave albahaca
e intensoromero lo convirtieron.
Escapar de aquel dolor ajeno de
velonegro con rezo y afónico
de verbo. Solo consiguió suspirar
porsu infantil ensueño e imparable dimanó en
su eterno silencio.