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de LUIS MORA, VICENTE
de LUIS MORA, VICENTE
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Quizá la poesía, un poema o un verso tengan algo de accidente, ¿quién sabe? Es muy probable que ese posible/presunto accidente no haya ocurrido aún, y esté dentro de uno mismo, a la espera de ser hijo de una mano, de una mente, que más tarde, cuando la luz lo tamice, nacerá y vivirá en el reflejo estrellado de un folio en blanco. Creo que de eso se trata. De vivir, tropezar, caerse, levantarse, y finalmente renacer.
La ceguera de lo cotidiano se ilumina con los versos de Vicente, porque son puros, directos, brutales, sangrientos, inmortales, vitales, como muchos retratos que se pierden en cada mudanza, como muchos llantos detrás de las mentiras que nos abrazan y nos envenenan, como todo aquello que el poeta grita, como un bello violín que emite una sonata en emergencia para inundar espacios ignotos.
Otra narrativa es posible, otro mundo también, otra vez el placer de convertir la lectura en un elemento infinito de voces.
La narrativa, de «Serie», de Vicente Luis Mora como instrumento metafísico de observación. La escritura como ejercicio semiológico de acotación del ser humano dentro de los parámetros que lo definen como un maniquí de sí mismo. «Serie» es la conquista (epistemológica) del atormentado urbanita moderno, una extrapolación de niveles más allá de toda vanguardia, más allá de lo humano, lo irreal y lo imaginario. «Serie» es un ejercicio de disección anímica donde el espacio/tiempo aparece como elemento de angustia y se subleva para descender al segundo nivel de existencia, al refugio organizado del huésped que se disuelve en un yo desdoblado, en un yo angustiado, atormentado, pero que, en definitiva, y al refugio del poema en serie, finalmente, como éxito y cerebro, logra salir de su materia, de su prisión, claro, para escapar del encierro de lo mimético, para saltar al vacío libre de la posible recreación del estado literario, como forma de hipnosis multiforme y poética, y así lograr la catarsis que hacen de este poema un milagro de la palabra, un milagro elevado a la enésima potencia, una búsqueda del yo perdido, que cura la ansiedad, que destroza píldoras para crear estructuras del Verbo / Metáfora / Aforismo. Amigos, no os perdáis este poemario. Este virtuoso ejercicio de vida y muerte, una búsqueda de la intimidad interior, un discurso con la vida, con los años pasados, con esos recuerdos que prenden llama en cada sílaba; pero es también un acto de fe, un ejercicio de desnudez, a corazón abierto, donde hay niños que ya no viven, amantes que se fueron, fantasmas que se esconden en la madrugada, sexo en carne viva, sin tapujos. Es una soberbia obra maestra de la palabra. Un placer multiforme, multipoliédrico, un bálsamo efusivo de retórica y arquitectura lineal de lo más poderoso que tenemos: la palabra. La palabra convertida en transfiguración de la materia cósmica, cuántica, física...