¿Necesitas ayuda? Llámanos al 967 225 863
de ARTAUD,ANTONIN
de ARTAUD,ANTONIN
Si en 1936,
afrontando increíbles dificultades ypadecimientos, un poeta al que Europa le
disgustaba nohubiese ido al encuentro de los tarahumaras, ese nombre no nos
resultaría tan familiar ni se habría convertido en un vocabloevocador de
paisajes fabulosos: montañas pobladas de'efigies naturales' y grabadas con
signos mágicos, cieloscuyos azules habrían inspirado a los pintores
prerrenacentistas, cortejos de Reyes magos que aparecen al caer eldía. Y
para muchos de nosotros, los tarahumaras no seríanese pueblo orgulloso e
intacto, obsesionado por lafilosofía, que supo mantener, en danzas
acompañadas porespejos, cruces, campanas o ralladores, los grandes ritos
solares: rito del peyote, rito de los reyes de la Atlántida yadescripto por
Platón de manera extrañísima, oscuro rito delTutuguri con su tympanum
lancinante.