¿Necesitas ayuda? Llámanos al 967 225 863
de ARQUILLIERE
de ARQUILLIERE
El mundo, decía Beridaév, ha ido en pos de las utopías, y ahora que son posibles, el problema es cómo evitarlas, preocupación que los novelistas de este género han venido encarnando en sus anticipaciones. La pregunta es si, en efecto, vivimos el tiempo para el cual se hicieron aquellos pronósticos. Así lo creía Huxley cuando veía que su mundo feliz se encontraba mucho más próximo de lo que había supuesto en un principio. Si esto es así, ¿somos conscientes de lo que sucede? Según estos mismos novelistas, sólo algunos seres inadaptados, el Salvaje en la novela de Huxley, el funcionario del Ministerio de la Verdad en el relato de Orwell, y el ingeniero constructor del Integral en el de Zamiatin, tienen conciencia de la íntima falsedad de su mundo. En tal caso, ¿hay alguna esperanza? Ninguna según estos relatos. El primero acaba suicidándose, Winston Smith termina traicionando lo que más ama, y al constructor del Integral le extirpan la fantasía volviéndose en adelante inofensivo. El drama de estos héroes solitarios es la inutilidad de su lucha.
Paulino Arguijo de Estremera
2 valoraciones
No es la primera vez que se ha emprendido un análisis de la novela utópica, pero éste resulta de especial interés por la manera en que se pone de relieve la semejanza que esta literatura presenta con algunos de los rasgos que definen el mundo de principios de siglo.