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de GUERRÓN M., GANDHY
de GUERRÓN M., GANDHY
HORST WEINHoy en día, para poder optar con frecuencia a la victoria, el objetivo de todos, es imprescindible disponer de jugadores cada vez máscompletos y mejor formados, es decir, con un excelente nivel técnico,muchos conocimientos tácticos y una preparación atlética y mental como nunca. ¿Pero qué es lo que falta? ¿Qué aspecto de la formación de unfutbolista hay que considerar o estimular, más que de lo que se hacíaen el pasado, para conseguir una ventaja sobre los demás?Hay un aspecto del rendimiento de un jugador, al que no se ha dadotodavía la debida importancia dentro de la enseñanza y que puedecaracterizar la segunda década del siglo XXI: la capacidad deinteligencia de juego, auténtico motor de cualquier prestaciónfutbolística y responsable de la calidad de juego. La inteligencia del futbolista será sin duda un importante criterio para evaluar surendimiento.Debido a los estilos de enseñanza excesivamente dirigidos que la granmayoría de los formadores y entrenadores siguen utilizando en sutrabajo con sus jugadores, el desarrollo de la inteligencia deljugador está todavía a un nivel bajo. Las reiteradas instrucciones yavisos de los formadores-entrenadores a sus jugadores antes delpartido y también durante su desarrollo son del todo insuficientes eincluso a veces contraproducentes para llevar nuestro fútbol a unnivel más alto.Para mejorar su nivel a medio y largo plazo hace falta, entre otrascosas, empezar desde la iniciación con un sistemático desarrollo delpensamiento y comportamiento técnico-táctico del jugador y de unaprogresiva estimulación de sus capacidades perceptivas eintelectuales.Debido al hecho de que junto con el toque del balón se desarrollan las capacidades cognitivas del jugador surge la necesidad de estimular en la formación de nuestros jóvenes valores también el cerebro.EL FÚTBOL MODERNO EMPIEZA EN LA CABEZA Y TERMINA CON LOS PIES"Hay que procurar que nuestros jóvenes aprendan a jugar con su cabezaantes de hacerlo con su pies.