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de PÉREZ GUILLÉN, ALEJANDRO
de PÉREZ GUILLÉN, ALEJANDRO
EL CAMINO INCIERTO DE LA HERIDACuando el mundo le saca la lengua a la rutina, no es necesario cerrarlos ojos para encontrarse. Cuando uno aprende a convivir bajo elparaguas de las lágrimas, aprecia en toda su magnitud la línea curvade una sonrisa. Re-flexiones: ejercicios para el corazón supone unexceso de imprudencia y de desnudez por mi parte. Aunque también elmapa del tesoro a través del cual he salido indemne de todas lasausencias. Tras la ruptura, el gesto torpe de la duda nos envuelvecomo esas nubes negras que nos impiden ver el horizonte. He actuadocomo un náufrago sin más estrella que el desencanto y la palabra haacudido en mi auxilio, en un período de mi existencia donde noencontraba el norte y el sur en el que resido no me servía de brújula. Lo más prudente habría sido no publicar Re-flexiones: ejercicios para el corazón, pero el silencio del papel me ha arrancado las espinas de la soledad y del desamor, cuando no contemplaba mayor salida que eldesánimo. La literatura me ha salvado de la vida, de modo que, a pesar de confesar que soy una persona tremendamente vulnerable y llena decicatrices invisibles, he apostado por derramar mis latidos deangustia ante otros ojos. Quizás para alimentar mi ego. Los poetasbuscan constantemente el aplauso de los demás. Quizás, porque heconseguido que el dolor se me escape a través de la escritura y lapalabra ha adoptado el atuendo sonriente de la esperanza. Quizás,porque confío en que mis páginas puedan llegar al oído de un lectordesorientado. Para salvarlo de la misma manera que me he salvado yo.Me he sentido a gusto, sin necesidad de dispararme a los pies, puestoque me he negado a montarme en la noria de mis pensamientos. Me gustocon los cordones atados y el alma desenvuelta. Me gusto con la corbata desatada y el miedo acordonado. Me gusto con una lágrima de más y unabrazo de menos. Me gusto con un pensamiento de menos y un corazón demás. Me agrada compartir mi vida con alguien que me ayude a ver elmundo con sus ojos. Me desorientan los ruidos. Me desorientanlos silencios. De la vida me gustan las faldas cortas y mi miradalarga. Para salir airoso de todos mis ataques he contado con el únicorecurso de la pluma.Tal vez el amor esté tan cerca de nuestros ojos que no seamos capacesde verlo a primera vista. Tan cerca de nuestro pecho que olvidamossentirlo, cuando lo tenemos a la altura de un abrazo.
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